La IA nace en un congreso celebrado en el verano de 1956 en Dartmouth (Estados Unidos) en la que participaron los que más tarde han sido los investigadores principales del área. Para la preparación de la reunión, J. McCarthy, M. Minsky, N. Rochester y C. E. Shannon redactaron una propuesta en la que aparece por primera vez el término inteligencia artificial. Parece ser que este nombre se dio a instancias de J. McCarthy.
Se han convertido en algo común en nuestras vidas sin darnos cuenta, como por ejemplo los algoritmos de IA detectan rostros mientras tomamos fotos con nuestros smartphones y reconocen las caras de las personas cuando publicamos esas fotos en las redes sociales y los buscadores de Internet se basan en IA. Cuando planificamos viajes utilizando los sistemas GPS que dependen de IA para decidir la mejor ruta a seguir, nuestros smatphones cada vez entienden mejor nuestras palabras. Compañías como Tesla (Autopilot), Google y otras, están trabajando en coches que pueden conducirse a sí mismos, con supervisión humana parcial o totalmente autónomos.
Los algoritmos de IA en los hospitales facilitar a los médicos a comprender qué pacientes están en mayor riesgo de complicaciones. Algunas de las aplicaciones más interesantes de la IA son los dispositivos que están permitiéndoles a los ciegos ver y a los sordos oír.
El crecimiento de la eficacia y la ubicuidad de los métodos de IA también han generado nuevos temores. En 1979 se creó en USA la AAAI (Asociación para el Avance de la IA) cuya misión es doble: avanzar en la ciencia y la tecnología de la inteligencia artificial y promocionar su uso responsable.
Uno de los problemas más habituales son los errores de programación en software de la IA. Sin embargo, la creciente complejidad de los sistemas de IA y su uso aplicado a robots y automóviles, se deberá remarcar en la calidad del software.
En segundo lugar los riesgos de los ciberataques: delincuentes informáticos atacan continuamente nuestros ordenadores con virus y otras formas de malware. La preocupación viene de la mano según el nivel de complejidad y dependencia de las funciones en las que se usa IA. En todas partes del mundo se fomentan y financian una amplia gama de proyectos de investigación de seguridad informática, orientados a dar a la IA las herramientas necesarias para que sea capaz de detectar y suprimir los ataques cibernéticos.
Por último otros temores se centran en el futuro de tener que enfrentarnos a súper-inteligencias fuera de control pero el problema radica en que los seres humanos no han podido instruir correctamente al algoritmo de la IA acerca de cómo debe comportarse. También se piensa que pueda desplazar muchas tareas humanas fomentando el desempleo pero es posible corregirlo mediante el fomento de la educación tecnológica y los trabajos creativos en la población . Otros creen que las posibles medidas a tomar podría consistir en el establecimiento de una renta básica que asegure unas condiciones de vida dignas a todos los ciudadanos, sin excepción y sin condiciones
